Uno de los objetivos principales del proyecto de paisaje urbano en calle Roble (parte I del DVC), es devolverle el carácter de calle y alejarse de aquel de avenida de alta velocidad que había comenzado a prevalecer en los últimos años.
La calle es un espacio público mejor balanceado ahora. En él conviven diversas velocidades y escales de reconocimiento y vivencia de la ciudad. Cualquier que circule por calle Roble puede utilizarla como ruta de origen-destino, acompañada de jardines y árboles que proyectan amplias sombras; pero donde también es posible detenerse y contemplar e integrarse a los diversos usos comerciales, centros de trabajo y entretenimiento a lo largo de la misma.
La banqueta pública se integra a su vez a las banquetas privadas de uso público frente a los edificios, extendiendo la sensación espacial común.